Hoy vamos a hablar de las características de una patología con un gran impacto en la esfera psicosocial del paciente: la parálisis facial periférica o parálisis de Bell.   Sin embargo, para entender esta afección primero hemos de explicar un poco su  anatomía y origen.

  • Bases anatómicas y fisiología básica

Esta enfermedad tiene raíz en el nervio facial, uno de los 12 nervios conocidos como pares craneales, que se encuentran a izquierda y derecha del cráneo.   El nervio facial controla los músculos de la expresión facial y el sabor en los dos tercios anteriores de la lengua, siempre del lado correspondiente.   También tiene cierto control sobre glándulas salivares y lacrimales y sobre los músculos que rigen el movimiento de uno de los huesecitos del oído medio, el estribo.

En el caso de la parálisis facial periférica, dónde la afectación se da fuera del cerebro, la parte afectada de la cara será siempre la del mismo lado de la lesión, mientras que en las parálisis faciales centrales (se dan dentro del cerebro, como por ejemplo en un ictus) la lesión se producirá en el lado contrario de la lesión cerebral.

  • ¿Por qué sucede una parálisis de Bell?

En un inicio, se pensaba que esta enfermedad tenía un origen desconocido en la mayoría  de casos, hasta que se describió como una de sus causas principales una inflamación del nervio debido a una infección viral, concretamente de Herpes Zoster (herpes simple tipo I o herpes común).   No obstante, también se relaciona comúnmente con golpes de viento frío, que provocan un espasmo del nervio y su inflamación.  Este tipo de parálisis se llaman parálisis 'a frigore'.

Otras causas que se relacionan con la parálisis facial periférica, aunque en menor grado, son traumatismos directos, tumores, infecciones graves del oído medio y otras patologías como el sida, la enfermedad de Lyme o la sarcoidosis.

También, desde hace un tiempo, se está empezando a asociar esta enfermedad a afecciones sistémicas metabólicas como la diabetes miellitus, la hipertensión arterial y dislipidemias tipo hipercolesterolemia, aunque es muy raro que la parálisis se relacione con ellas.  

  • ¿Qué es lo que provoca?

En una parálisis de Bell la afectación generalmente es aguda (sucede súbitamente y en poco tiempo) y unilateral (sólo afecta a un lado de la cara en el 99% de los casos) y provoca una parálisis de los músculos controlados por el nervio facial, llevando a la pérdida total o parcial de los movimientos voluntarios, reflejos y automáticos de la musculatura de la expresión.  Los síntomas y su severidad varían en función de la gravedad de la lesión y las características del paciente.  Los rasgos característicos son siempre del lado afectado:

  • Asimetría facial: el lado sano, al no estar paralizado, tira del lado paralizado y arrastra nariz, piel, etc.  volviendo la cara asimétrica. 
  • Signo de Bell: cuando el paciente cierra los ojos, el ojo del lado afectado no se cierra completamente y el globo ocular se dirige hacia arriba.  Esto suele llevar asociado lagrimeo continuo y sequedad ocular.
  • Desaparición de las arrugas de la frente al fruncir el ceño.
  • Las arrugas que aparecen entre pómulos y nariz al sonreír desaparecen.
  • Caída de la comisura bucal hacia el lado opuesto.
  • Otros síntomas pueden comprender: dolor o molestias alrededor de la mandíbula y detrás del oído, zumbidos en uno o ambos oídos, dolor de cabeza, pérdida del gusto, hipersensibilidad al sonido del lado afectado, deterioro en el habla, mareos y dificultad para comer o beber.

  • ¿Qué tratamiento físico tiene?

A parte del tratamiento farmacológico y/o quirúrgico, actualmente existen una amplia variedad de tratamientos físicos y ortopédicos para esta enfermedad.

De entre ellos destaca la fisioterapia, que ayuda a reeducar y recuperar parte o gran parte de la musculatura facial afectada mediante una serie de ejercicios concretos, destinados a recuperar la función nerviosa, la fuerza y el tono muscular y la coordinación entre las dos mitades de la cara, así como técnicas de masaje específicas para relajar y tonificar la musculatura atrofiada y aumentar progresivamente la sensibilidad perdida. 

También destaca la logopedia y la psicología, utilizadas para enseñar estrategias de habla y deglución durante la fase de rehabilitación y otras técnicas para paliar los efectos sociales y emocionales derivados de la lesión.  Otro campo a remarcar es el de la ortopedia, destinado sobre todo a facilitar el cierre del ojo y evitar lesiones oculares.

Otra disciplina con gran auge dentro del tratamiento de la parálisis facial es la acupuntura, que ayuda a mejorar espectacularmente los resultados del resto de terapias mediante la reducción del dolor y la facilitación neuromuscular.  Personalmente, es una técnica que he usado siempre en los pocos casos de parálisis facial y otras afecciones neurológicas que he tenido y no podría estar más contento con sus resultados.

¡Pues hasta aquí llega el artículo, amigos! Espero que haya sido de vuestro agrado y os sirva para orientaros en caso que conozcáis a alguien o tengáis un familiar que sufra esta enfermedad.  Y recordad, ¡Cualquier duda al respecto sobre el tratamiento de la parálisis facial no dudéis en contactar con Kinegé!

¡Como siempre, ha sido un placer! ¡Hasta la próxima!

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